La Emilia-Romagna es una de las regiones más fértiles y productivas de Italia. Al norte limita con el Po y al sur con los Apeninos, limitando con el tercer país más pequeño de Europa San Marino. Debido al contraste entre el mar y las montañas, esta región ofrece a quien la visita hermosos paisajes llenos de colores y sabores. Las provincias de la Emilia-romagna son: Bologna (capital), Ferrara, Forli-Cesena, Modena, Parma, Piacenza, Ravenna, Reggio Emilia, Rimini. Bologna, ciudad de ferias y comercio, la ciudad romana de Ferrara, es un lugar que aún conserva el esplendor adquirido en la época del Renacimiento. Modena, ciudad del gusto y cuna del tortellino, Ravennaciudad de los mosaicos, Faenza, ciudad rica en monumentos y con un notable patrimonio histórico-cultural.
Tradiciones de la Emilia-Romagna
La Emilia Romagna, cuenta con un rico calendario de fiestas y tradiciones religiosas que se encuentran vinculadas a la historia y costumbres populares. El Carnaval del Centro, que es uno de los más importantes cuenta con un magnífico desfile de carrozas alegóricas. Desde ellas cada año son lanzados los famosos títeres sobre la multitud que los espera.
Otra tradición que no podemos obviar es la falò del Vecchione (Hoguera del anciano) en Bolonia a fin de año. Consiste en un gran títere, al que se le da la apariencia de una persona mayor. Esta figura se quema en la Piazza Maggiore, como buen augurio; es acompañada de bailes, fuegos artificiales y conciertos de todo tipo. Por último, destaca il Palio de Ferrara, que es una recreación histórica típica del mes de junio que incluye una carrera de caballos. Este es precedido por diversos eventos culturales y un desfile de máscaras.
Enogastronomia
La cocina de la Emilia-Romagna se caracteriza por sabores fuertes y refinados. Desde los campesinos de Emilia a los marineros de Romagna pasando por la laguna de los Valles de Comacchio con su conocido anguilas.
Entre los platos tradicionales recordamos: el típico Erbazzone, un sabroso pastel de espinacas, el pisarei y faso, pequeños ñoquis con frijoles de Piacenza, sin olvidar los tortelloni, agnolotti y todo tipo de pastas enriquecidas con rellenos, aromas y sabores.
En Bolonia, no podemos dejar de probar la mortadela, y para que el sabor sea realmente memorable, por qué no hacerlo con la famosa piadina.
En Parma, el jamón es el regente indiscutible de la mesa, y éste es conocido y disfrutado en todo el mundo. El jamón junto con el maravilloso queso Grana y el legendario Parmigiano Reggiano, son la columna vertebral de la comida y el vino italianos.
Por esto no podemos obviar otro de los buques insignia de la Emilia Romagna, su vino. Desde Gutturnio, fruto de las colinas de Piacentini hasta Trebbiano, pasando por Lambrusco, Barbera, Sauvignon y Sangiovese. Las rutas del vino de esta región, así como su gastronomía, son una forma de redescubrir la identidad histórica y cultural de la zona con sus productos típicos y sabores inolvidables. Es por todo esto, y aunado a su sencillez y sabor, es que la cocina de la Emilia Romagna es considerada gourmet en todo el mundo.
Platillos emblemáticos de la Emilia-Romagna
Entre los platillos más emblemáticos se pueden nombrar:
Friggione bolognese: Este es un plato de origen campesino, muy apreciado hoy en día y preparado para acompañar recetas como el guisado de carne y la polenta. Se trata de una sustanciosa salsa a base de cebolla y tomates pelados.
Piadina: Conocida como la reina romañola de la comida para llevar. Es un tipo de pan plano, elaborado en placas de metal o bandejas especiales. Se puede rellenar con cualquier cosa, ya sea dulce o salada y se puede comer a cualquier hora del día.
Squacquerone: Su nombre hace referencia a la consistencia de este plato, que se deshace o squaglia. Se trata de un queso blando, suave, sin corteza y perfecto para untar (especialmente en una piadina).
Otros platillos
Tortelli verdi: Estos son raviolis grandes de pasta fresca al huevo rellenos de queso, ricota, espinacas o acelgas. Tienen origen en la Baja Edad Media y se sirven con mucha mantequilla y parmesano.
Crescentina: Es una especie de pan, típico de Modena de origen antiguo. Antiguamente se cocinaba en las chimeneas, colocando pilas de crescentine sobre círculos de terracota al rojo vivo. Se usaban hojas de castaño o nogal para separar la pasta de la terracota, aromatizar y por su puesto para que no se llenara de cenizas. Las crescentine se comen solas o con embutidos y quesos típicos.
Ricetta di Friggione (Giallo Zafferano)
Ingredientes:
2 cucharaditas manteca de cerdo (puedes sustituirlo por aceite de oliva extra virgen)
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
2.5 kg de cebollas blancas
200 g de tomates pelados
Peparación:
Para preparar el friggione, comieza pelando las cebollas, luego cortálas muy finas con una mandolina o un cuchillo afilado. Colócalas en un bol grande y agrega una cucharadita de sal gruesa y azúcar. Dejar macerar al menos 4 horas, revolviendolas de vez en cuando. Luego poner las cebollas y el líquido que han soltado en una sartén. Agregar la manteca de cerdo, y cocer a fuego lento durante al menos 2 horas, revolviendo de vez en cuando. Cuando las cebollas se hayan oscurecido, agregar los tomates pelados y continuar cocinando por al menos otra hora y media. Pasado el tiempo deberás tener una especie de crema, en este punto ajustar con sal y pimienta. Puedes servir el friggione en picatostes o como salsa para acompañar carne o polenta.
Imagen de portada “i canali di bologna. emilia romagna, italia, italy” by Paolo Margari | paolomargari.eu is licensed under CC BY-NC-ND 2.0
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