Salvatore Rivieccio es un napolitano viviendo en Guatemala, que decidió establecerse y formar un nuevo hogar en este hermoso país. En esta nota, te contamos su historia.
Recordando sus raíces
Salvatore Rivieccio nació en Nápoles, Italia en 1981, es chef y pizzaiolo (experto en pizza), emigro a Guatemala ene 2019. Aprendió el arte de la pizza de su maestro, quien es miembro de una familia italiana muy tradicional. Salvatore nos comenta que como comerciante vivir en Italia es difícil por los grandes impuestos y burocracia.
Con su esposa Marisol, quien es guatemalteca, deciden iniciar una nueva aventura e iniciar desde cero en Guatemala. Salvatore no habla español y es la primera vez fuera de su ciudad natal, pero el amor lo hizo emigrar a este hermoso país. Pero esto no ha sido un obstáculo para emprender y formar un hogar. De su amada Italia recuerda todo su familia, amigos, maestros, enseñanzas, niñez, juventud, trabajo y compañeros de trabajo.
Lo que más extraña de su país es la comida, la familia y su círculo de amigos
Nuevo hogar para un napolitano con una nueva perspectiva de futuro
Al llegar a Guatemala e instalarse queda fascinado con la cultura local e impresionado del estilo de vida entusiasmado. Algunos de los aspectos positivos acerca de su nuevo hogar es el clima y las cortesías de los guatemaltecos que lo recibieron como un amigo.
Entre los desafíos menciona la poca existencia de negocios fuera de centros comerciales y la poca seguridad en los negocios pequeños. Asimismo, los retos son el aprender el idioma, las pocas oportunidades de trabajo e iniciar algo de nuevo. A pesar de ello conserva y preserva la verdadera cocina italiana, por medio de recetas originales.
Conserva todas sus tradiciones italianas a excepción del café, que ahora lo toma al estilo chapín. En la nueva ciudad que lo acoge descubre también las donas en lugar del tradicional “cornetto”. Con ayuda de su esposa emprenden “Pizzeria Alma Napoletana”, en donde difunde el arte de la pizza tradicional italiana.
Para el éxito no hay barreras que impidan lograrlo y menos para un napolitano
Debe ser de mucho valor viajar a otro continente, iniciar de nuevo y dejar todo a lo que se está acostumbrado. Sin embargo, Salvatore Rivieccio decide por amor aventurarse a un país muy distinto al propio, pero con mucho ánimo. Sus palabras nos recuerdan que para quien confía en su potencial no hay barreras, nace y se cría en un lugar y renace en otro lugar. Los retos como el idioma, costumbres, trabajo, familia y amigos no le han impedido lograr hacer un hogar aquí.
Este chef de Nápoles, nos demuestra que en la vida el que quiere puede aún dejando a seres amados y su propia patria. Comparte un dicho que decían los abuelos “el que se esfuerza tiene su recompensa”. Y aunque ya está celebrando algunos logros adaptándose a un país que lo anima a logras sus metas y en en donde sabe que conseguirá mucho más.
